Skip to main content

Los amigos Sol, Luna y Mar

Hace muchos, muchos años, el Sol y el Océano eran grandes amigos y vivían juntos en la tierra. El Sol visitaba al océano muy a menudo, pero el Océano nunca visitaba a su amigo el Sol. Esto sucedió durante mucho tiempo, tanto, que por fin el Sol decidió preguntarle al Océano si había algún problema.

Me he dado cuenta le dijo un día el Sol que yo siempre vengo a visitarte mientras que tú nunca vienes a mi casa. ¿Me puedes decir por qué?

Está bien dijo el océano el problema no es que no quiera visitarte. El problema es que tu casa no es suficientemente grande para mí. Si viniera a visitarte, terminaría sacándote de tu propia casa.

Entiendo dijo el Sol de todas maneras, querría que vinieras a visitarme.

Muy bien respondió el océano si quieres que venga a visitarte, lo haré. Después de todo tú me has visitado muchas veces. Pero, para que esto sea posible, tienes que construir un jardín muy grande; y tiene que ser muy grande porque ocupo mucho espacio.

No te preocupes, te prometo que construiré un jardín lo suficientemente grande para que tú y tu familia me visitéis.

Los dos amigos estaban muy felices. El Sol fue inmediatamente a su casa, donde le esperaba su amiga la Luna. El Sol le contó a la Luna la promesa que le había hecho al Océano, y al día siguiente comenzó a construir un enorme jardín para recibirlo.

Cuando terminó de construir el jardín, el Sol le dijo al Océano que estaba invitado a su casa. Al día siguiente el Océano y sus allegados, los peces y animales acuáticos, llamaron a la puerta de la casa del Sol y la Luna.

¡Aquí estamos! dijo el invitado ¿está todo listo? ¿podemos entrar sin problemas?

Podéis pasar cuando queráis respondió el Sol.

El océano comenzó a fluir en el jardín del Sol y la Luna. En pocos minutos el nivel del Agua llegaba a las rodillas del Sol y de la Luna, así que el Océano de forma muy considerada preguntó:

¿Puedo continuar fluyendo? ¿Hay suficiente espacio?

Seguro, no te preocupes respondió el Sol.

El océano continuó fluyendo dentro del jardín, alcanzando la altura de la cabeza de un hombre.

¿Está bien? dijo el Océano ¿todavía quieres que siga entrando?

El Sol y la Luna se miraron a los ojos y convinieron en que no había nada que hacer, así que le dijeron el Océano que entrase. Tuvieron que trepar hasta el techo porque quedaba poco espacio sobre el agua. El océano preguntó otra vez si podían seguir fluyendo. El Sol y la Luna no deseaban ser groseros y retractarse por lo que simplemente subieron más y más. Entró tanta Agua que pronto rebasó el nivel del techo y el Sol y la Luna tuvieron que salir y establecerse en el cielo, donde aún hoy permanecen.

Y aunque se turnan para mirar hacia abajo con curiosidad, nunca han tocado la tierra otra vez desde entonces.

FIN.

Créditos

  • Locuciones: Eva García Pérez, Alberto Nanclares da Veiga, Santi Mijarra Rodríguez, Ana Díaz Salanova y Camila Monasterio Martín.
  • Grabación, montaje de audio y banda sonora: Camila Monasterio Martín.
  • Mezcla de sonido y masterización: Santi MIjarra Rodríguez.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Acerca de Potopoto

Plataforma de educación en la diversidad y empoderamiento afro. Editamos cuentos africanos para niños y visibilizamos recursos educativos afrocentrados para la diversidad.


Pago Seguro