La carrera entre el guepardo y la tortuga
Hace mucho, mucho tiempo, en un poblado Fang de cuyo nombre no quiero acordarme, se celebraba una gran fiesta en honor al hijo del león (el rey de la selva).
La casa de la palabra estaba adornada con preciosas flores y hojas de palmera y como todos los años se celebraban varias competiciones para divertimento del Rey.
Entre estas carreras era muy conocida aquella donde competían los animales más veloces de la selva. Una carrera que estaba arbitrada por el gran elefante, Nsok.
Etugu, la astuta tortuga, quería participar, pero sabía que tendría que competir nada más y nada menos que con el guepardo Nzé, uno de los animales más ágiles y rápidos de la selva.
Para ganar la carrera, la pequeña tortuga trazó un astuto plan.
Viendo que tendría muy pocas posibilidades de vencer, pensó en poner a diferentes miembros de su familia (todos ellos muy parecidos entre sí) en una parte del camino por el que debía discurrir la carrera. De esa manera cada miembro de la familia Etugu se dividía el trayecto en pequeños tramos. La tortuga, muy hábilmente, se escondería al final del itinerario (muy cerca de la meta) para que de esa forma cuando el guepardo Nzé estuviera llegando al final de la carrera, adelantarle y ganar. Etugu, aún así, tendría que ser muy precavida y hábil para que el elefante y el resto de participantes no se dieran cuenta del engaño.
De este modo acordaron todos los miembros de la familia Etugu. Y sin más dilación, esperaron al día del gran evento.
El gran día, el guepardo Nzé, empezó a correr más ágil y rápido que de costumbre nada más darse el pistoletazo de salida. Mientras que Etugu con sus cortas patitas muy pronto se quedó atrás.
Sin embargo, al pasar por las diferentes partes del camino, Nzé veía como la tortuga siempre estaba delante de él.
—¿Cómo te va amiga tortuga? ¿Estás cansada?—le preguntaba el guepardo a la tortuga con la voz entrecortada.
Y la tortuguita le respondía:
—Me va muy bien. ¡Sigamos!
Nzé ante esta respuesta corría aún más para adelantarla. El elefante Nsok, no se daba cuenta de que la tortuga que veía no era Etugu, sino alguno de los miembros de su familia.
Hasta que finalmente, Etugu, situado cerca de la meta final entre unas plantas de contrití, cruzó la meta segundos antes de que llegara Nzé desfallecido.
Una vez más la tortuga sabia y pícara burló al impetuoso y atolondrado guepardo.
FIN.
Créditos
- Locuciones: Eva García Pérez, Alberto Nanclares da Veiga, Santi Mijarra Rodríguez, Ana Díaz Salanova y Camila Monasterio Martín.
- Grabación, montaje de audio y banda sonora: Camila Monasterio Martín.
- Mezcla de sonido y masterización: Santi MIjarra Rodríguez.